Cómo hacer de la admiración por las buenas prácticas un estímulo para practicarlas. Por Valeska Peres Pinto, coordinadora del Programa de Mejores Prácticas de la UITP América Latina

Categoría: Notas

Publicado en 9 Oct 2019

6 minutos

Cómo hacer de la admiración por las buenas prácticas un estímulo para practicarlas. Por Valeska Peres Pinto, coordinadora del Programa de Mejores Prácticas de la UITP América Latina

Valeska Peres Pinto

En 2015, la UITP América Latina empezó la construcción del Programa de Mejores Prácticas de Movilidad Urbana, motivada por la constatación de que muchas empresas y operadoras del sector ya comenzaban a buscar alternativas para enfrentar los cambios en el ambiente de la movilidad urbana, en el mundo y en la región. Lo que ya se presentaba en el contexto del Congreso de la UITP de Milán 2015, se hizo más fuerte en el congresos siguientes, Montreal 2017 y Estocolmo 2019.

Estos cambios impulsados por la digitalización de los procesos internos de las organizaciones y por la ampliación de la conexión entre personas y organizaciones – a través de Internet y del smartphone – tuvo efectos en casi todas las áreas de actuación de los prestadores de servicio.

Desde la comunicación que se hizo digital y/o en línea al proceso de recolección de informaciones sobre las expectativas y los hábitos de los clientes, hasta la creación de instancias de control social como las defensorías y los portales de transparencia; estos cambios han sido enfrentados por las organizaciones públicas y privadas con perplejidad y temor. De cara al cambio, muchas volvieron a sus prácticas conocidas y otras siguieron adelante, reconociendo que los nuevos tiempos exigían actitudes nuevas.

De la constatación de la existencia de muchas experiencias nuevas innovadoras, se creó el Programa con el fin de evitar que quedaran aisladas y se las convirtió en una referencia para construir caminos factibles para las demás.  Estas prácticas tenían y tienen en común, además de la disposición al cambio, la confirmación de que la digitalización (que implica registro, almacenamiento y análisis de datos) les permitió, a diferencia del pasado, conocer mejor tanto los procesos operativos como sus clientes, expectativas y demandas. En fin, si en el pasado el conocimiento del mercado y de los usuarios era difícil y costoso, ahora pasó a ser plausible combinar los instrumentos de investigación ya disponibles con el aporte de los propios clientes, que informan sus demandas de forma voluntaria.

La era del “transporte en masa” en la cual los pasajeros del transporte público eran vistos de forma homogénea y estandarizada, ha sido reemplazada por una era en la que se admite que la movilidad urbana es diferente para las personas, es diferente para mujeres y hombres, para los jóvenes y para los ancianos, es diferente para los trabajadores en régimen formal y para los emprendedores, los pasantes, los trabajadores en tiempo parcial. La movilidad es diferente durante el día y la noche, durante la semana y el fin de semana, además de otros elementos importantes como ingreso, ubicación, disponibilidad de servicios, etc. Estas experiencias pasaron a admitir un nuevo escenario que comporta un sector de la movilidad más amplio, con nuevos jugadores que surgen todos los días – bicicletas, transporte bajo demanda, patines.

Así, el Programa se propuso sacar estas experiencias del aislamiento, difundirlas y buscar en ellas la misma identificación de las estrategias construidas para la transición de un nuevo paradigma de prestación de servicios. Este período en el cual ocurrieron dos ciclos del Programa coincidió con la maduración de la propuesta de la UITP de Mobility as a Service – MaaS, que en resumen propone la organización de una plataforma que reúna todos los actores – autoridades, prestadores de servicio, operadores, y les ofrezca a los clientes por medio digital todas las informaciones que necesita para organizar sus jornadas diarias, la planificación de la jornada, todos los trechos de viajes que hará, así como las formas de pago que elige.

El Programa está alineado con las directrices de la UITP, que derivan de los análisis de tendencias de la movilidad en el mundo. Esta alineación implica brindar directrices e informaciones que las ciudades latinoamericanas pueden utilizar para construir sus estrategias y sus políticas. La movilidad urbana así como las ciudades son obras que no acaban y que se hacen a medida para cada situación histórica, social y económica. Traducir estas directrices es tarea de cada país y de cada ciudad, lo que es más actual que nunca en un época en que las personas están conectadas y tienen acceso a informaciones de lo que sucede más allá de sus ciudades y de sus países.

Los congresos de la UITP ofrecen una visión de lo que sucede en el mundo y soluciones innovadoras que dejan maravillados a los brasileños. Pero en general, la admiración se mezcla con un sentimiento de inferioridad, que dice “esto es muy bueno, pero no se aplica a nuestra realidad, por este motivo y por este otro …”  Nuestras dificultades son nuestras y debemos encararlas como parte de la solución y no como una excusa a priori para un posible fracaso. La implantación de soluciones de MaaS en nuestras ciudades, obligarán a una integración de hecho entre todos los actores y aquello que no ha sido posible resolver en el pasado, se puede intentar de otra forma en los días de hoy. Un ejemplo de esto fue la implantación del Bilhete Único (Boleto Único)en San Pablo, que a través del prepago se logró de otra manera la integración física-operacional-tarifaria que se había propuesto cuando se implantó el Metro de San Pablo, a principios de la década el 70 del siglo pasado.

Otro aspecto de una solución de MaaS para la movilidad urbana se refiere a la necesidad de cambio de la visión actual de los operadores, centrados casi exclusivamente en los modales o servicios en los que actúan. El combate a la violencia contra la mujer, contra los niños y contra los ancianos no pasa a ser de una empresa sólo cuando un cliente entra a su vehículo o a su línea; la calidad de las aceras de acceso a las paradas y las estaciones no son problemas de los propietarios y de las alcaldías, sino de todos los que dependen de caminar para acceder al sistema de transporte público. En la medida en que todos los involucrados en la movilidad urbana coloquen a las personas en el centro, sus jornadas y sus viajes de punta a punta pasan a ser el centro de sus preocupaciones.

Los cambios están ahí – la demografía es la fuente de indicadores importantes; los cambios en el mundo del trabajo tendrán impactos no solo en la demanda de viajes sino también en los mecanismos de costeo construidos a lo largo de los años, como el Vale Transporte. Ante estos cambios, la UITP sugiere que viendo las mejores experiencias y las soluciones innovadoras de otros lugares del mundo, agreguemos a nuestra admiración una postura de proposiciones – qué podemos hacer, a partir de nuestros medios, para mejorar la calidad de la movilidad urbana en las ciudades latinoamericanas.

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