Categoría: Notas
Publicado en 7 May 2020
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Para la supervivencia de las empresas que conforman el conjunto de sistemas de transporte público en Brasil, es necesario que el gobierno nacional del país les ayude, con las siguientes actitudes: permitir y facilitar el acceso al crédito, alargando el plazo de pago de las deudas de la empresa; compra de boletos electrónicos para poblaciones de bajos ingresos o sin ingresos, reducción de la tarifa de electricidad para su uso en el transporte durante la pandemia, reducción del precio de venta del combustible para su uso en el transporte durante la pandemia. Las empresas del sector, a su vez, deben comprometerse a estudiar las mejoras tecnológicas y estudiar las acciones para reducir las tarifas posteriores a la pandemia.
Las opiniones fueron emitidas a fines de abril de 2020 por el ingeniero Jean Pejo, representante de la sede de Brasil de la Asociación Latinoamericana de Ferrocarriles (ALAF), al participar en la videoconferencia titulada ¿Qué se puede hacer para la movilidad urbana en las ciudades para enfrentar situaciones graves de pandemias?, parte de la serie de seminarios web: Brasil después de la crisis, organizada por el Instituto de Ingeniería de São Paulo.
En el primer semestre de 2019, solo en los primeros meses del gobierno del presidente Jair Bolsonaro, Jean Pejo estaba a cargo de la Secretaría Nacional de Movilidad y Servicios Urbanos, anteriormente vinculada al extinto Ministerio de Ciudades y que fue asignada en el nuevo Ministerio de Desarrollo Regional. Su corta estancia en la secretaría estuvo marcada por el diálogo con todos los segmentos del transporte de pasajeros y causó una buena impresión; a mediados de año dejó su cargo para ser asesor ministerial y ahora está fuera del gobierno.
Jean Pejo desarrolló su exposición basándose en cuatro puntos: el estado del sistema de transporte público urbano antes de la pandemia, reflexiones sobre cómo sobrevivir durante el curso de la pandemia, qué hacer después de la pandemia y, finalmente, un enfoque del tema de la sostenibilidad.
CON LA PANDEMIA, LA SITUACIÓN EMPEORÓ
Sobre el estado de la estructura del transporte urbano en Brasil antes de la pandemia, Jean Pejo demostró que de los 5.570 municipios del país, 2.666 no tenían transporte público urbano y 2.904 tenían transporte público en autobús, y 62 tenían transporte ferroviario urbano.
Entre las condiciones generales de operación y soporte de los sistemas que existían antes de la pandemia se encuentran las siguientes: la tarifa en general no cubre los costos, y hay boletos de transporte gratuitos para las personas necesitadas y en beneficio de ciertas categorías profesionales cuyo costo es asumido por quienes pagan los boletos.
Otros aspectos son: aumento de la competencia del transporte por aplicaciones, pérdida continua de pasajeros en distancias cortas, baja integración intermodal, caída sucesiva de ingresos y pérdida de capacidad de inversión por parte de las empresas.
Si el sector tuvo problemas, con la pandemia, la situación empeoró. Jean Pejo declaró en su presentación que hubo una caída promedio de la demanda del 70%, con una reducción promedio de la flota del 30% (para evitar aglomeraciones). A finales de abril, había unos 300 sistemas colectivos con cierre parcial. Hubo más de dos mil despidos en el sector en el primer mes de aislamiento social y más de dos mil suspensiones de contratos de trabajo.
DESPUÉS DE LA CRISIS
Sobre qué hacer después de la crisis, Jean Pejo recomendó medidas para promover un programa de grandes inversiones en la infraestructura de la movilidad urbana: expansión y construcción de trenes subterráneos y metropolitanos, así como sistemas de tranvías y también sistemas BRT y corredores de autobuses. E inversiones también en movilidad activa, con aceras y ciclovías.
Otras recomendaciones cubrieron inversiones en infraestructura para la red de comunicaciones; adopción de preceptos de movilidad inteligente, el desarrollo de la expansión de sistemas basados en los conceptos de Desarrollo Orientado al Transporte Sostenible (DOTS), la inversión también en tecnología integrada y terminales, y la expansión gradual del uso de motores eléctricos.
También enfatizó la importancia de desarrollar un trabajo psicológico para evitar que el temor a la contaminación en los sistemas de transporte florezca en la población.
INSTRUMENTOS Y COORDINACIÓN
Según Jean Pejo, para que el país actúe en el período posterior a la pandemia, ya existen instrumentos establecidos. Mencionó los recursos del Fondo de Garantía por Tiempo de Servicio (FGTS) aplicable en el Programa de Ciudades Avanzadas del gobierno federal brasileño; enmiendas parlamentarias, programas y concesiones de asociaciones público-privadas (APP), apoyo de bancos internacionales de desarrollo, operaciones del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), Caixa Econômica Federal y Banco do Brasil.
El especialista destacó la necesidad de coordinar las inversiones por parte de las tres esferas de gobierno en el país:federal, estatal y municipal, para que sean inversiones complementarias y no compitan. Y abogó por la necesidad de crear el Fondo Nacional de Movilidad Urbana de Calidad, además de un esfuerzo conjunto de entidades nacionales y subnacionales, incluido el sector privado. Y recomendó aprovechar al máximo las lecciones aprendidas de los problemas observados en el desarrollo del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), que aún tiene muchos proyectos sin terminar.
Teniendo en cuenta que “la movilidad urbana es calidad de vida y que una ciudad feliz tiene más peatones y ciclistas y menos conductores”, Jean Pejo destacó la importancia de la búsqueda de la sostenibilidad de los sistemas, con la tarifa mínima y la sostenibilidad económica, social, ambiental y tecnológica, y con conceptos de movilidad inteligente.
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