Categoría: Notas
Publicado en 14 Dec 2022
3 minutos
A través de un comunicado de prensa distribuido en la mañana del 14 de diciembre de 2022, la Asociación Nacional de Empresas de Transporte Urbano (NTU), entidad que representa a más de 500 empresas operadoras y entidades del sector de transporte en autobús en Brasil, lamenta y repudia los actos de vandalismo ocurridos en la noche del lunes 12 de diciembre en Brasilia, capital federal de Brasil, que culminaron con la destrucción de cinco autobuses urbanos.
“Se trata de una práctica delictiva, que genera pérdidas no sólo a las empresas de autobuses, sino sobre todo a la población que utiliza este servicio esencial”, señala el comunicado.
La entidad explica que, desde 2004, monitorea la ocurrencia de incendios en autobuses en Brasil y que contó, solo en 2022, 62 vehículos quemados (incluyendo las últimas cinco ocurrencias), contra 69 ocurrencias, en 2021.
Desde el inicio del seguimiento, ya se han registrado 2.700 vehículos quemados, en todas las regiones del país, destacando el Sudeste, con el 71% de los casos, seguido de la región Nordeste, con el 16%.
Francisco Christovam, presidente ejecutivo de la NTU, afirma: “Es inaceptable que los autobuses sean utilizados como medio de protesta por grupos de vándalos o facciones criminales, poniendo vidas en peligro y generando enormes pérdidas, incluso por motivos que nada tienen que ver con el transporte público.
PRESENCIA DEL ESTADO
Para la Asociación, solo la presencia del Estado, a través de la actuación de la seguridad pública, puede inhibir tales acciones. “Se trata de pérdidas que no pueden incluirse en los costes de las compañías, pero que acaban siendo absorbidas por ellas”, explica la nota, que añade que sucesos como estos no son cubiertos por las aseguradoras, perjudicando a las empresas y, principalmente, a los pasajeros.
En los registros de seguimiento de esta práctica delictiva, la NTU también registra la ocurrencia de 20 muertes y 79 lesiones graves, en el período de 1987 a 2022.
Francisco Christovam afirma: “Quienes prenden fuego a los autobuses no tienen ni idea de los riesgos y de lo mucho que esta práctica afecta a quienes utilizan el servicio. Un autobús quemado puede tardar tres meses o más en ser sustituido, dependiendo de la situación de la empresa”, añadiendo que la quema de un solo autobús representa una pérdida estimada de 500.000 reales (USD 93.600), además de reducir la oferta de servicio para los pasajeros.
Según la publicación Fogueiras da Insensatez (Hogueras de locura), lanzada por la NTU en 2018, en colaboración con la Confederación Nacional de Transportes (CNT), hubo un aumento en el número de casos de autobuses incendiados, a partir de 2013, año marcado por fuertes protestas callejeras contra el reajuste de las tarifas de autobús, que comenzaron en São Paulo. Entre 2004 y 2018, el número de autobuses quemados podría transportar más de un millón de pasajeros al día.
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